La distancia
que separaba el mar del rìo
era mucha
demasiada extensa para la voluntad de un hombre
y no estaba decidido a surcarla
pero
luego de haberme arrojado al agua
y de dar brazada tras brazada
me di cuenta
que podìa llegar al otro lado de la orilla
y llegue
llegue
un triunfo para mi voluntad
y ni siquiera senti el cansancio
y ni siquiera senti el dolor
ahì estaba con mi cometido a cuestas
pero a pesar de haberlo logrado
no me sentìa feliz
sino avergonzado
jueves, 20 de diciembre de 2007
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