sábado, 13 de enero de 2007
Crònica nùmero dos
Llegue a la estaciòn de trenes sin pràcticamente ninguna expectativa. En parte por hallarme distraìdo con otras situaciones como la lectura de El Quijote de la Mancha y el viaje en colectivo. No habìa mucha gente en las boleterìas.. Pero en cuanto vi a la gente sùbida en abundancia sobre el tren supe que iba a ser un viaje difìcil. Aunque en ese momento no me preocupè demasiado porque supuse que serìa duro como los de siempre. Sin embargo me equivoque. El viaje fue mucho mas difìcil de lo que pude haber previsto. En las primeras estaciones se hizo muy lento el trayecto. Y a medida que se fueron sucediendo la situaciòn no cambio. Para colmo en el interior la gente se apretujaba cada vez mas hasta el limìte de lo insoportable y la desesperaciòn. En esas condiciones llegamos a Plaza Constituciòn como sàrdinas y malhumorados por las condiciones sufridas en el viaje
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